Caía la tarde del 24 de Diciembre, se celebraba la ultima posada, a lo lejos observaba a los niños jugando a los “encantados” minutos mas tarde comenzaron los tradicionales cánticos Navideños para pedir posada, en ese instante recordé que estaba solo y nuevamente tu recuerdo invadió mi mente,… y me preguntaba ¿Qué estarías haciendo en ese momento?,… y empecé a buscar la primera estrella en el cielo, que como cada tarde y desde hace meses, día a día le pido un único deseo: el volverte a ver. Para mi desgracia esta vez alce la vista un poco tarde, ya había varias estrellas; de cualquier manera volví a pedir mi deseo, sí, el mismo, el de volver a aquellos días que se habían ido.
Mientras los cánticos de la posada continuaban, mi mente se encontraba en otro sitio, y fue en el instante cuando las luces de bengala se encendieron, que recordé aquella noche en la que salimos por cinco minutos a contar las estrellas, al volver nos reíamos porque jamás logramos coincidir con el número de estrellas. Aquellos días eran perfectos cuando en nuestro mundo solo existíamos tú y yo, cuando bromeábamos y te veía sonreír, ó cuando te enojabas porque pronunciaba tu nombre en vez de decirte “mi amor”, sabes,… me hubiese gustado detener el tiempo, pero eso es imposible; esos días ahora se han ido.
De repente los gritos de los niños rompiendo la piñata interrumpieron el recuerdo de aquellos días; no se por cuanto tiempo mi mente estuvo ausente, lo único que sentí es que es tu recuerdo, el que me parte por dentro, y redescubro que aun te amo.
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